Muchas cosas han cambiado en la vida de Agustina Cherri desde sus comienzos, cuando apenas tenía siete años y su mayor anhelo era trabajar junto a Flavia Palmiero en La Ola está de Fiesta. Una carrera de casi dos décadas le permitió aprender de memoria los códigos de la televisión, sentirse a gusto frente a las entrevistas y comprometerse, en todo sentido, con lo que dice y hace. Mientras fuma -sí, aunque usted no lo crea, fuma- el primer cigarrillo del día, hablará de su trabajo al frente de Amigos del Alma -la asociación para víctimas de la violencia familiar que acaba de lanzar públicamente el pasado 10 de mayo-, del año sabático que se tomó porque estaba “física y mentalmente agotada”, de su vuelta a la televisión con la telenovela Mujeres de Nadie, y sobre todo, de su nuevo amor: Gastón Pauls.
-El año pasado decidiste hacer un paréntesis en tu carrera y alejarte de la televisión, ¿por qué?
-Porque estaba cansada. Pero no de la profesión, sino física y mentalmente, y me pareció que iba a ser bueno para mi carrera. Todo se había convertido en una vorágine. Y aunque estoy acostumbrada a trabajar y siempre hice cosas que me gustaron, no quería repetirme. Además tenía ganas de innovar, como teatro, que no había hecho nunca.
-¿La decisión coincidió con la separación de tus padres?
-Sí. De hecho vivía sola y ese año volví a la casa de mi mamá, en Pilar. Ahora estoy ahí los fines de semana y el resto del tiempo en Capital porque grabo desde muy temprano y también estoy con las cosas de la fundación, que me demandan mucho tiempo.
-¿Y porqué decidiste volver con Mujeres de Nadie?
-Yo estoy acostumbrada a trabajar, me gusta, y el último tiempo sentí que extrañaba muchísimo. Había momentos en los que no sabía qué hacer, me quedaba mucho tiempo libre.
-Suena un poco raro, hay gente que moriría por poder tomarse un año sin trabajar...
-Claro que sí, y los primeros meses disfruté mucho el hecho de no tener que levantarme tan temprano, pero también me sentía un poco desorientada. Estoy acostumbrada a manejarme con horarios. Funciono de esa forma y me costó mucho organizarme.
-¿Y qué hacías con tanto tiempo libre?
-Dormía mucho, estaba en mi casa, trabajaba en mi huerta, compartí un montón de cosas que generalmente no puedo disfrutar con mis hermanos y me metí de lleno en la asociación.
-Y además aprovechaste para hacer teatro...
-Sí, estuve haciendo Quién le teme a Virginia Woolf con Arturo Puig y Selva Alemán. Terminamos hace poco y la idea es volver, pero todavía no está confirmado. Si lo hacemos va a tener que ser sólo los fines de semana, porque el resto del tiempo grabo.
-Contanos un poco cómo es tu personaje en la novela...
-Se llama Lali y es una chica que recién acaba de recibirse de enfermera y que lleva con mucho orgullo su uniforme, lo cual no quiere decir que las demás no lo lleven así, sólo que ella idealiza su trabajo y cree que va a poder curar los dolores de todo el planeta.
-Vos empezaste a trabajar cuando eras muy chica, ¿sentís que dejaste de hacer muchas cosas por esta actividad?
-Sí, perdí de ir a los cumpleaños de mis compañeros de primaria, de estar más con mi familia y con mis amigos. Pero también gané muchas cosas. Ahora tengo 24 años y mi carrera establecida, un trabajo del que puedo vivir y que estoy segura que me gusta, mi casa y mi auto.
-Entonces, ¿podrías decir que no te arrepentís de nada?
-Algunas veces pienso cómo hubiera sido mi vida de otra manera, pero también sé que si tuviera que volver a elegir, elegiría lo mismo.
-¿Qué es la Asociación Amigos del Alma?
-Es una asociación civil sin fines de lucro en la que trabajamos para ayudar a las víctimas de violencia familiar. Por ahora tenemos un terreno donde proyectamos construir un hogar para chicos. Yo siempre quise hacer algo, pero me sentía muy chica como para llevarlo adelante. Ahora siento que puedo hacerlo y que tengo las posibilidades de aprovechar todo lo que me dio mi profesión, a nivel medios y contactos, para ayudar a los demás.
-¿Y quiénes son las personas que te acompañan?
-Los que trabajamos de forma permanente somos 15 personas en total. Son amigos míos de Pilar, gente joven que creyó en este proyecto y que es consciente de que solos no podríamos hacer nada. También hay voluntarios especializados como Ana Clara, una abogada que se ocupa de todo lo referente a la minoridad.
-Esta asociación surge antes de que conocieras a Gastón. Ahora que estás con él, que también tiene su propia fundación para chicos de la calle, ¿le pedís ayuda o consejos?
-Gastón fundamentalmente me ayuda al estar a mi lado, pero por ahora, tenemos dos proyectos separados que ojalá el día de mañana sean uno solo. Lo que sí hace es bancarme, en mis miedos, mis angustias, mis ansiedades, mis estados alterados cuando siento que no voy a poder con todo.
-Contanos cómo se conocieron...
-La vida nos encontró. Está buenísimo que haya sido así, que nos hayamos quedado juntos.
-En un reportaje que le hicimos él dijo que te admira como actriz, pero por sobre todo, que lo conmueve lo que hacés a nivel social ¿Qué te produce que hable públicamente así de vos?
-Está bueno, pero sobre todo es más intenso porque él me lo dice a mí y los dos lo tenemos claro. Me hace bien leerlo, está claro, pero si no apareciera escrito no me provocaría nada porque yo sé lo que él piensa o siente hacia mí. Y es recíproco.
-¿Y qué cosas de él te despiertan admiración?
-Es una gran persona, es muy trabajador, en todo sentido, y con todo lo que hace todavía tiene tiempo de tener su fundación. En algún punto esto es algo que nos une. Es como una forma de vida.
-Pero ¿y de él como hombre?
-Me cuida mucho y me hace... Lo que pasa es que yo era feliz con lo que tenía, lo que era, lo que hacía, y la llegada de Gastón a mi vida hizo que todo tuviera aún más sentido. Me parece que eso es el amor.
-Y si tuvieras que ponerle un nombre a la relación ¿cuál sería?
-Somos novios, hoy es mi hombre, la persona que está a mi lado.
-¿Te cuesta hablar de esto?
-Con mi gente, no. A lo mejor con el grabador ahí me da un poco de cosa. Pero igual te estoy diciendo mucho. Te estoy contando que estoy enamorada y que me hace bien estar con él. Yo no tengo problemas en hablar, pero hay cosas que son sólo nuestras y está bueno que sea así.
-¿Te habías enamorado antes?
Sí, pero creo que el amor va cambiando según las distintas edades. Me sentí enamorada muchas veces. De mi primer novio sentía eso, del segundo también, si no, no hubiera estado con ellos, pero con el tiempo vas creciendo y ves el amor y las relaciones desde otro lugar. Lo que sí sé es que nunca amé a nadie como a Gastón.
-Acabás de darme el título...
-Es la verdad. Hacía rato que no tenía un año emocionalmente tan bueno. Siempre sentía que me faltaba algo y ahora siento que todo lo que estaba dando vueltas por ahí empezó a acomodarse.
-Seguramente está cada vez más cerca de lo que yo creo. Pero esas cosas se dan sin que uno se las proponga. Me encantaría ser madre, pero a lo mejor no lo soy y tampoco está mal. Lo que vale no es que uno espere que las cosas pasen, sino que efectivamente sucedan. -