La morocha aceptó la propuesta de participar en Patinando, empezó a ensayar, y …¡zas! descubrió que algunas partes de su cuerpo, las preferidas por los hombres, habían sufrido una mejoría sustancial. Aquí lo cuenta y, lo que es mejor, también lo muestra.
Así como el doctor Ravenna popularizó el método para que los famosos (y los anónimos) bajaran de peso, así como Marcelo Tinelli descubrió la manera de ser el rey del rating durante tantos años, así como Chiche Gelblung inventó la forma de hacer televisión casi sin elementos, Victora Vanucci podría patentar la fórmula que mejoraría la vida de miles de jóvenes argentinas preocupadas por su físico: desde que ensaya para participar en Patinando con las estrellas, dice, “la cola me quedó casi perfecta”. Así, sorprendente, rompió el hielo. Y así, decidida, continuó esta morocha capaz de derretir los iceberg. “Todos los años que hice de deportes, de tenis, de personal trainer y de ejercicios no me mejoraron tanto la cola como el patín. ¡Y mirá que entrené, ¿eh?”.
–¿Tanto te la mejoró? ¿Cómo la tenés ahora?
–No sé si la palabra es perfecta, porque perfecta es imposible. Pero casi… Desde que hago patín la tengo muy parada, muy durita y muy voluptuosa. ¡Tengo dos almohadones en la cola! Estoy recontenta… Señorita, señora: la que quiera mejorar la cola, a patinar…
–Pero… ¿cuál es el secreto del patín?
–Estar mucho tiempo en cuclillas. Imaginate: hace cuatro meses que me paso tres horas por día en cuclillas, todo el tiempo doblando las rodillas, agachadita, para deslizarte mejor sobre el hielo, entonces es lógico que la cola se me haya puesto más musculosa. Las piernas se me pusieron duras y el culo se me fue para arriba. ¡Ahora los jeans me entran con calzador! Me dicen que las lolas se van a poner celosas, pero no se ofenden para nada. Siguen llamando la atención, y están cada vez más grandes….
–¿Cada vez más grandes? ¡Epa!
–¿Sabés qué pasa? Cuando como, no engordo. Me crecen las lolas y la cola, pero no me ensancho, sino que crezco de lo que más uso en este laburo y lo que prefieren los hombres. En cierta forma soy una privilegiada. No me puedo quejar de las comidas ni de la actividad. Un kilo de más me queda mejor que un kilo menos. Si como de más no engordo, más bien embellezco.
–¿Te cambiaron las medidas del cuerpo?
–Síiii… Antes tenía 93, de arriba, y ahora 94. De cintura tenía 59, y sigo igual. Y de culo el cambio es notable. Tenía 86, y debo estar entre 91 y 92. La ropa interior, la de abajo, la tuve que desajustar un poquito. Ahora luzco mucho más las tangas…
–Hablemos de tu vida. ¿Te casás a fin de año?
–Puede ser. Hace tres años que convivimos, así que el casamiento, para nosotros, es un paso más. Ale y yo hicimos todo rápido: nos pusimos de novios, y a los tres meses él se vino a vivir a mi casa, así que nadie nos puede retar si demoramos los papeles.
–En tu pareja, vos sos la famosa, la exitosa, la que es requerida para hacer notas. Posiblemente, la que mantiene la casa. ¿A él le cuesta sobrellevar eso?
–Es que si le molestara no podría estar al lado mío. Se acostumbró, y yo hice que se acostumbrara. El está al tanto de todos mis trabajos y de todos mis movimientos en el día. Y si no está conmigo, yo termino de trabajar y me voy volando a casa.
–Entonces, un hombre que te mantenga…
–¡No…! ¡No existe! Yo consigo las cosas por mí misma, porque eso tiene más valor. Yo prefiero esforzarme y romperme bien el cu… No quiero mantener, pero no me molesta pagar las cuentas. Para algo trabajo, ¿no? Entre pagar y que me paguen, pago. Nunca nada regalado.
–¿Vas a Patinando a ver qué pasa, o vas a ganar?
–A ver qué pasa no voy. ¡No, para nada! No sé si ganar, pero sí quiero hacer un buen papel. Eso, y divertirme.
–Viste que en los programas de Tinelli se matan: el jurado con los participantes, las que juegan entre sí…
–No soy conflictiva. Si el jurado me critica, me callaré la boca y aprenderé de lo que me dicen. Y con las chicas tengo la mejor. Si hay conflicto no voy a estar metida en el medio. ¿Alguna vez me viste metida en un lío?
–Sí. Una vez, te peleaste feo con Emilia Attias.
–Ejemmm… Ese fue un problema pura y exclusivamente laboral. Somos dos chicas de perfil bajo y tranquilo, así que no trascendió demasiado. Hoy, si me cruzo con ella nos saludamos. Ella hace sus cosas, y yo las mías.
–Hasta ahora sólo te vimos haciendo comedia. ¿Alguna vez te vas a poner las plumas?
–Yo no cierro la puerta. Tal vez algún día me las calce, pero este no es el momento. No me veo mucho con las plumas, qué sé yo…
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